Homelander
¿Qué podemos aprender de este inquietante "Superhéroe"? Reflexionemos sobre la combinación Poder y (Im)predictibilidad y cómo podemos observar y mejorar nuestro propio estilo de liderazgo.
Vengo enganchado a la serie The Boys de Prime, ya por la mitad de la 4ta temporada.
Son de esas series en las que los personajes se van desarrollando y madurando con el correr de los episodios, al mejor estilo Breaking Bad. Mis preferidas.
Series en las que a medida que avanza la historia vamos conociendo un poco más el trasfondo y las motivaciones “reales” de cada personaje, sus dolores, conflictos, intereses, y placeres culposos.
El personaje central de la serie es Homelander, una especie de Superman pero totalmente arrogante, egocéntrico, déspota, tirano, egoísta, y tantos otros calificativos que lo convierten en todo lo opuesto a lo que podríamos esperar de un “Superhéroe”.
Todo ese combo actitudinal lo presentan como un personaje al que —casi— todos en la serie temen.
Aunque lo que lo convierte en un verdadero temerario es la combinación explosiva de ser el más poderoso al mismo tiempo que totalmente impredecible.
Básicamente — y sin ánimos de spoilear— una de las cosas que engancha de la serie es que nunca sabes cuando Homelander cortará al medio con sus rayos láser a las personas que tiene enfrente.
Eso me llevó a pensar de qué manera estamos gestionando el Poder y la (Im)predictibilidad quienes ejercemos roles de liderazgo: managers, jefes, CEOs, gerentes.
Entendiendo poder como la capacidad de influenciar o como la potencia de decidir el destino de otras personas en el ámbito laboral.
Sumado a la complejidad, que tiene como uno de sus principales ingredientes a la incertidumbre, prima hermana de lo impredecible.
Sucede que Homelander está muy bien para la ficción, pero en las empresas —al menos yo— no quiero trabajar con este tipo de personajes. Ni tampoco convertirme en un “Homelander” con mis equipos.
Si te sucede como a mí, me parece clave que primero nos observemos a nosotros mismos. Reconociendo nuestro poder —de influencia o de decisión— y quiénes son las personas a las que podemos impactar con él.
Luego hacer el ejercicio de ponernos en los zapatos de estas personas a las que podemos impactar y tratar de adivinar cuán (im)predecibles estamos siendo con ellas.
Por último y como acción fundamental, abrir conversaciones con estas personas y preguntarles directamente de qué manera podríamos mejorar nuestra relación con ellas.
Claro que si lee esto Homelander de seguro pensará que no tiene nada que cambiar, que todo está bien, que todos lo aman, y tantas otras creencias en esa línea.
Ok amigo Homelander, mi sugerencia entonces será que te animes a desafiar al menos una de esas creencias e intentar refutarla.
Eres la persona más poderosa del mundo ¿qué puede salir mal?
Te mando un abrazote
Maro
PD: todo esto me recordó la dinámica de Push & Pull ¿la conocías?