Esquizofrenia organizacional
¿Qué podemos hacer cuando observamos incongruencias profundas entre lo que se declara y lo que realmente se hace?
Decimos que queremos equipos autoorganizados, pero a la primera de cambio emerge el micromanagement y ejercemos nuestra autoridad por sobre las decisiones del equipo.
Decimos que queremos desarrollar la colaboración, pero a la primera de cambio imponemos nuestras ideas sin importar la construcción colectiva previa.
Decimos que queremos equipos maduros de trabajo, pero ante el primer desvío o error que cometen decidimos desarmarlo y reubicar a las personas —como figuritas.
Decimos que queremos generar un buen clima de trabajo, pero presionamos a las personas para que trabajen más duro cada vez.
Decimos y decimos, pero nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras.
Si te identificas con lo anterior déjame decirte que si bien puede que tengas parte de la responsabilidad, hay otra que está fuera de tu control.
Quizás, como muchas personas más, tus comportamientos sean el resultado de la esquizofrenia organizacional.
Te cuento que este término se popularizó en los años 70 gracias a William G. Scott e Irwin B. Cohen, quiénes lo utilizaron para describir las inconsistencias entre las declaraciones formales y las prácticas reales de las organizaciones.
William G. Scott lo define como "situación en la que las premisas básicas de una organización son incompatibles entre sí o con las condiciones ambientales”.
Desde mi mirada, prefiero hablar de cultura esquizofrénica, más que de esquizofrenia organizacional.
Considero que desde el primer enfoque tenemos más posibilidades de intervenir y acompañar a las empresas en el camino hacia una cultura donde los comportamientos coincidan y estén soportados por el conjunto de valores y normas declarados.
¿Qué podemos hacer si observamos estas incongruencias profundas entre lo que se declara y lo que realmente se hace?
Te comparto algunas ideas que se me ocurren y que activamente pongo en acción cuando me encuentro con estas culturas:
Facilitar la toma de conciencia, haciendo visible las incoherencias que observamos ya que si no lo observamos ni mencionamos, no existe nada para mejorar.
Liderar con el ejemplo, convirtiéndonos en un modelo a seguir, cuidando y valorando la coherencia entre lo que declaramos y nuestras acciones.
Repensar y redefinir los valores y la visión, acompañando a la organización a reconectar con los valores y visión existentes, o actualizarlos alineados a su situación actual.
Desafiar el status quo, con el coraje para incomodar, preguntar, chequear, y mostrar lo que observamos.
Promover la disciplina, los cambios culturales son procesos largos y complejos, con lo cual la paciencia y constancia van a ser claves en este proceso.
Celebrar los logros, por más mínimo que sea, reconozcamos los comportamientos que sí se alinean con lo declarado.
Claro que estas son solo algunas ideas, me va a encantar que compartas tu experiencia comentando esta publicación.
Te mando un abrazote.
Maro
PD: quizás no lo hayas notado, pero he mudado el newsletter y ahora las publicaciones pueden ser comentadas y compartidas.
PD 2: te dejo una lista de dinámicas que también pueden colaborar con culturas esquizofrénicas.