¡Espera!
Todo proceso de transformación y cambio va a requerir de nosotros la Espera, pero ¿es acaso ésta una posibilidad al momento de tomar decisiones personales y dentro de nuestras organizaciones?
Imagina que estás con dolor de cabeza, algo leve pero lo suficientemente molesto como para que decidas tomar un paracetamol o similar.
Sucede que pasados 5 minutos, el dolor continúa, ¿qué harías?
Ahora imagina que quieres darte una ducha caliente, abres la canilla —grifo— de agua caliente e inmediatamente te pones debajo del agua todavía helada, ¿qué haces?
Puede que seas de las personas que ante estos escenarios cotidianos y simples pueda permitirse la “Espera”.
También puede ocurrir, como observo en muchas organizaciones, donde la “Espera” no solo no sea una opción válida, sino que tiene mala fama.
“Espera desespera” se me ocurre como juego de palabras y nada más acertado para muchas personas.
Incluso a mí mismo me cuesta bastante relacionarme con la Espera, con aquella expectativa por venir que anticipadamente despierta nuestra incertidumbre.
Cabe aclarar que esta no es para nada un llamada a la inacción y a la espera pasiva de que todo se solucionará mágicamente.
Más bien, me interesa que reflexionemos sobre la Espera como otra posibilidad al momento de tomar decisiones dentro de nuestros equipos y organizaciones.
Si están atravesando algún proceso de transformación, de seguro que van a necesitar de la Espera para que el cambio ocurra.
Incluso en el propio desarrollo personal y profesional, la Espera es clave para que se alinee nuestro Ser, Hacer y Tener.
“Espera desespera” y además puede desatar a nuestro saboteador interno de hipercontrol que va a invitarnos a reaccionar desde el desborde emocional y miedo a perder el control.
Nos va a decir al oído que no somos suficientes, que no debemos conformarnos con lo que hay y que nos falta más, siempre falta más.
Si te resuena algo de esto, me gustaría compartirte algunas ideas que me vienen sirviendo cuando me percibo en alguna —o todas— de estas conversaciones internas.
Enfocarme en lo que sí puedo controlar. Que si bien no es mucho la verdad, puede ser suficiente para mantenerme ocupado en vez de preocupado.
Compartir lo que siento. Con personas en las que confío que me van a escuchar y compartir su punto de vista honesto y desinteresado.
Reconocer y agradecer. A mí mismo y quiénes me acompañan en este proceso de cambio.
Aceptar la incertidumbre. Me sirvió mucho y me sigue sirviendo volver a libros como La Quinta Disciplina para repasar una y otra vez conceptos de la mirada sistémica y la complejidad.
Convertir la Espera en una experiencia placentera. Por ejemplo aprovechando el tiempo para planificar, ordenar, priorizar, revisar pendientes, y/o dedicarlo a algún hobbie.
“Espera desespera” pero quizás a partir de ahora —ojalá— puedas ponerla en conciencia y hacer algo diferente con ella.
Y tú ¿cómo sueles atravesar la Espera?
Te mando un abrazote
Maro
PD: ¡Espera! ¿ya echaste un vistazo a 🖐️ En 5 | Hallazgos Para Facilitadores Digitales?
PD 2: Si eres de los que no Espera, te aseguro que cada entrega no te llevará más de 5 minutos leerla.
PD 3: eso sí, la Espera es de una entrega semanal, ¿podrás con ello?
Esto me dispara también, otro concepto que es, "cuando las cosas no van bien" y no tiene que tener la capacidad de no frustrarse cuando lo que se espera no se alcanza en forma inmediata. Uno aprende mas de los errores, que a veces cuando las cosas tienen éxito. Perseverar y corregir son 2 palabras que yo aplico cotidianamente. Saludos a la comunidad!