–Programar es mi droga meditativa –comentó mi amigo Thom y no pude estar más de acuerdo con él.
Me hizo mucho sentido ese contraste que se genera entre la connotación y significado de cada una de esas palabras y como suenan en conjunto.
Droga, por un lado, me invita a pensar en algo, a lo que podría estar enganchado –lo cual a primeras me remite a algo negativo, pero que a su vez, en su justa dosis, podría ser muy beneficiosa para la salud.
Mientras que meditativa, me conecta con algo más introspectivo, de autoconocimiento, aprendizaje y reflexión, de una mayor satisfacción y paz interior también.
Sucede que ahora que volví a programar, como compartía unos newsletters atrás, me siento nuevamente enganchando a esta experiencia que, a diferencia de hace unos cuantos años atrás que era mi profesión, hoy la ubico en la categoría de hobby.
Básicamente, programo porque me divierte y me genera una gran satisfacción cada vez que logro desarrollar alguna funcionalidad o integración entre diferentes herramientas.
Satisfacción que podría asimilarse a los efectos estimulantes de alguna droga mientras se medita –o algo así.
Esto también me hizo pensar en el momento de mi vida en el que vuelvo a programar, con algo más de madurez, algo más de autoconocimiento, y con una mayor capacidad de autorregulación que antes.
Digámoslo así, si bien me engancho programando, no me quedaría toda la noche ni me perdería un día soleado metido en casa haciéndolo, como lo habré hecho tantas veces en el pasado.
La dosis justa para una satisfacción sostenible, sería la frase para este momento de mi vida.
Auspiciante
¿Este finde te juntás con amig@s? Armate una partida en Hitazos a ver quién es más melóman@ 👉🏽 hitazos.fun
Durante mis horas de programación meditativa, me di cuenta de que para lograr hacer aún más sostenible mi satisfacción, lo que programe, de ahora en más, debe integrar al mundo digital con el mundo analógico.
Y mejor aún si este nuevo producto digital permite que más personas se relacionen e integren entre sí, en sintonía con mi motivación por lo lúdico y lo relacional –que tantas veces he mencionado ya.
Es por eso que me siento tan contento y orgulloso de haber lanzado Hitazos al mundo, ya que además de ser un juego que disfruto jugar con amig@s, es un proyecto que ideamos y diseñamos junto con mi marido, lo cual incrementa aún más mi satisfacción.
De manera orgánica hemos conformado un equipo de desarrollado entre Uli y yo, donde cada uno desempeña múltiples roles: ambos como diseñadores de la experiencia de usuario y flujo general, yo como desarrollador y él como dueño de producto y tester.
Ambos comprometidos con entregar un producto de calidad que aporte valor a sus usuarios (que en este caso son jugadores) y que a su vez genere algún ingreso monetario para que sea autosostenible.
En fin, todo un producto de industria nacional en proceso de descubrimiento de su verdadero valor, para lo cual va a ser clave que personas como vos nos den una mano, jugándolo con más gente, compartiéndolo, y regalándonos feedback e ideas.
De mi lado te aseguro que haré uso de esta droga meditativa –en una dosis justa– para ver a dónde nos lleva Hitazos.
A todo esto ¿cuál dirías que es tu droga meditativa?
Abrazote
Maro
PD: para hacerlo aún más argento, esta semana he logrado integrar Mercado Pago para que puedas desbloquear los packs de canciones que más te gusten.